Me ha llamado poderosamente la atención que, tras la épica clasificación del Madrid de Ancelotti para los cuartos de la Champions, casi todo el mundo, especialmente las redes sociales, esté hablando de la decisión del VAR de anular el penalti de Julián Alvarez. Critican el acierto, algo inaudito. Me he cansado de ver la jugada repetida decenas de veces y el doble toque de la Araña al balón con los dos pies es evidente. El reglamento es taxativo en este tipo de acciones y el buen hombre del VAR se limitó a hacer justicia por mal que les pese a algunos. Lo llamativo es que todos esos que lloran excusándose en esa decisión para justificar su enésimo fracaso europeo ante el Madrid, se olvidan de que el vigente campeón de Europa fue claramente perjudicado por el VAR durante los 120 minutos del derbi previos a la tanda de penaltis.
Que me explique alguien cómo es posible que no llamara a Marciniak para que revisara la clarísima mano de Giuliano Simeone en la primera parte con el brazo totalmente extendido en una posición antinatural para cortar el peligroso pase de Vinicius que se dirigía hacia el área pequeña rojiblanca. Un penalti de manual que se fue al limbo y que evitó que los de Ancelotti se fueran al descanso con una posible igualada. También el VAR se inhibió en otra tarjeta roja de catálogo que debió recibir Lenglet en la acción del penalti sobre Mbappé al ser una ocasión manifiesta de gol y hacerle un placaje de rugby desentendiéndose de la pelota. Corría el minuto 59, por lo que la tropa del Cholo tuvo la gran suerte de jugar media hora de más con una igualdad numérica que no merecía. Si el VAR hubiera hecho justicia, esa media hora final con uno menos seguramente hubiera evitado la prórroga. Y, por si fuera poco, tampoco olvido un penalti de Correa sobre Brahim en el extra time con un pisotón igual al que le costó dos puntos al Madrid en el derbi liguero con la acción de Tchouameni a Lino. Y anoten también el penalti claro de Galán sobre Rodrygo en el partido de ida del Euroderbi, que tampoco fue señalado. Conclusión. Antes de la tanda de penaltis hubo tres acciones decisivas que favorecieron a los rojiblancos y permitieron al equipo del Cholo llegar vivo a la tanda de penaltis.
Llama la atención que ahora se quejen tanto de la decisión arbitral cuando llevan proclamando semanas para criticar al Madrid que hay que respetar a los árbitros y sus decisiones. Al final, todo es un ejercicio de hipocresía y el personal solo se acuerda de Santa Bárbara cuando truena. Lo que hay que hacer es llorar menos y ser más valiente para ir a por un partido que tenías de cara desde el minuto 1. Por cierto, estoy esperando impaciente la aparición de un presunto tuit ingenioso en las cuentas oficiales del Atleti para explicar cuál es el manual para eliminar al Madrid en la Champions. No insistan. Es una guerra perdida.
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