Llenazo y goleada en el Cartagonova. La brecha entre el Madrid y la Deportiva Minera anulaba en la práctica la posibilidad de sorpresa, más aún dado que no se jugó en el campo de hierba artificial del campo de Llano del Beal, sino en el Cartagonova, bien recuperado tras albergar la víspera el Cartagena-Leganés. El Madrid pasa, pero deja una taquilla (80 euros la más barata, 150 la más cara) que cubre dos presupuestos anuales de la Deportiva y un buen espectáculo gracias a un equipo completado con castillistas y hasta un juvenil, pero en el que no faltaron las megaestrellas. Modric jugó una hora, Mbappé y Vinicius, media cada uno.
El Madrid respetó al rival en el sentido puro de la expresión: jugando con todo el afán de cualquier partido oficial. Incluso le vimos con más ganas de recuperar el balón en el campo contrario que otras veces, algo propio de la presencia de los Brahim, Güler, Endrick y Fran García, que pelean por un sitio en el equipo titular. Los dos primeros goles llegaron pronto, pero el tanteo no pasó de los cinco, dígito que no llega a ser abrasivo para el goleado. No fueron más no porque el Madrid desistiera de intentarlo, sino porque Fran Martínez hizo hasta 17 paradas, varias de ellas en situaciones extremas. Salió del partido acreditado.
Gustaron el lateral Lorenzo y el central Aguado, éste con una estupenda pierna izquierda. Chema, medio centro, sólo tuvo media hora de juego y estuvo correcto. Vinicius entró la última media hora con un aire despistado, extraño en él. Por cierto, la negligencia del Comité, que podría haberse reunido telemáticamente ayer si se tomara el fútbol tan en serio como todo el mundo, dejó una pregunta en el aire: ¿Y si deciden sancionarle por infracción grave, lo que haría extensible la suspensión más allá de LaLiga? No lo creo, dada la bizcochona redacción del acta de Soto Grado, pero casos así no se pueden dar.